Si, eso es lo que me pasa a mí y a otras personas que vivimos en sincronía con el universo. A veces nos preguntamos si estamos viviendo en el mismo mundo en que vive el vecino, porque realmente parecen ser diferentes.
Lo que ocurre es que todo parece suceder de la mejor forma, y simplemente eso ocurre porque estamos dispuestos a que así sea.
Cuando pasa algo aparentemente desagradabe, instantáneamente captamos el aprendizaje, y estamos agradecidos de haberlo recibido.
Sabemos que sea cual sea la desgracia que pueda afectar nuestra existencia, esta también cambiará, porque sólo se trata de una escena en el juego que nos tocó vivir, en la increíble escuela de la vida.
La mayoría de quienes vivimos en este mundo paralelo, hemos pasado por situaciones terroríficas, es decir sabemos también lo que es estar en el otro lado. Pero hemos decidido ser felices, entregarnos a la voluntad de Dios y ver solamente la luz.
Eso no quiere decir dejar de tomar decisiones, pero se trata de tomar decisiones impecables, aquellas en las que no participan las mentiras ni el engaño. Porque queremos ser libres, y eso sólo es posible en el camino de la verdad.
Las historias de sincronía son muy bellas, son arte vivo. Son los síntomas de la vida hecha arte, son los cuadros del arte de vivir. Quienes vivimos en sincronía no tenemos vergüenza de decir que somos felices, y que pase lo que pase siempre lo seremos, porque somos parte de Dios y eso es lo único que realmente importa.
Gracias a todos quienes han vivido estas historias conmigo, y sólo espero que quienes todavía no se han dado cuenta de que la magia es real, despierten rápido, porque los echo de menos.
Foto Vía: Red de Arte Planetaria
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